"¡Hola, buscadores de la mejor versión de sí mismos! Gracias por seguir aquí conmigo en esta maravillosa travesía de crecimiento y superación personal.

Soy de esas personas que abrazan fuerte y largo, que besan con pasión y cariño, que ríen a carcajadas sin miramientos, que se entregan y expresan sin temor lo que sienten con palabras y hechos. Soy de las que saben disfrutar los momentos y vivir al máximo cada minuto. Soy fiel a mis promesas y me esfuerzo por cumplirlas. Soy de las que guardan secretos confiados como valiosos tesoros y sé escuchar con empatía al que necesita desahogarse. Soy de las que disfrutan desde un café al aire libre hasta una cena de etiqueta.

Aún creo en el amor, disfruto de las cartas escritas a mano y perfumadas. Soy de las que disecan las flores para conservarlas y las usa como separadores de libros. Prefiero una llamada telefónica a un mensaje de WhatsApp, pues amo escuchar el sonido e identificar los tonos de las voces más allá de los emojis. Aún escribo cartas de felicitaciones por cumpleaños, logros y fechas especiales, no solo en las redes sociales.  Canto en todo momento, tanto en las alegrías como en el dolor, porque entiendo que la música es una expresión de gozo y generadora de sanidad.

Decido vestirme para sentirme cómoda en mi propia piel, porque entiendo que la autenticidad es la verdadera esencia de la belleza y porque la confianza en uno mismo es el mejor atuendo que se puede llevar.  Perdono sin llevar el peso del rencor, recordando con gratitud los momentos vividos y aprendiendo de cada experiencia. Soy de las que sabe dejar ir y soltar lo que ya no es parte de las próximas temporadas.

Soy genuina y auténtica en todo lo que hago, asumiendo con humildad mis errores y creciendo a partir de ellos. Soy muchas veces ingenua y esperanzada, pero creo que es una virtud que refleja a Dios en mí.

Como hermana mayor suelo ser un poco dura pero siempre presente. Soy una hija que hace sentir orgullosos a sus padres y soy esa esposa sabia y virtuosa que acompaña en los momentos difíciles y celebra los triunfos compartidos. Soy madre por regalo y por decisión y vivo en constante aprendizaje, guiando y apoyando a mis hijos en su crecimiento.

Por gracia de Dios, soy líder, pastora y consejera. Amo ver cómo las vidas se transforman, sanan y crecen, encontrando su libertad y plenitud a través de la fe, la Palabra y el amor del Creador.

Como profesional, asumo la responsabilidad por mis acciones y suelo decir las cosas de frente, sin rodeos ni medias verdades, porque creo en la transparencia como base de cualquier relación. Me esfuerzo por no molestar, ni ser una carga para los demás. Practico la honra y la gratitud como valores fundamentales. Tomo decisiones con voluntad firme, consciente de que el camino hacia la superación personal está lleno de desafíos. 

Pero lo más importante, es que soy la mejor versión de mí misma. Comprendo que cada día es una oportunidad para ser un poco mejor que ayer, compitiendo única y exclusivamente conmigo misma, superando cada día la persona que soy. Pues reconozco que siempre hay espacio para crecer y evolucionar. Sé que el camino hacia la superación personal es una carrera de fondo, una competición constante con mi propio yo, donde cada día busco ser un poco mejor que ayer.

Sé también que el mundo necesita más personas comprometidas con su crecimiento personal y que se esfuercen por ser su mejor versión. Personas que trabajen cada día en pro de convertirse en quienes están destinadas a ser, conforme al diseño de Dios y estoy lista para el desafío. ¿Te unes a mí en esta búsqueda constante de excelencia?

Te invito a que también te esfuerces por ser tu mejor versión, comprometiéndote contigo mismo cada día. Porque al final, cuando miremos hacia atrás en nuestro camino, lo que realmente importa es haber sido fieles a nosotros mismos y dejar una huella positiva en el mundo. Sigamos adelante, trabajando e invirtiendo en nosotros, en la búsqueda de mejorarnos y superarnos cada día, siendo nuestra propia competencia, creciendo en gracia y alcanzando la plenitud terrenal, mientras esperamos nuestro destino final: el Cielo.Final del formulario

 

"No es que ya lo haya conseguido todo, o que ya sea perfecto. Pero sigo adelante esperando alcanzar aquello para lo cual Cristo Jesús me alcanzó a mí. Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús."           (Filipenses 3:12-14 NVI)

 

¡Feliz y bendecida semana!

Con cariño,

 

Nataly Paniagua