Hoy cuatro de diciembre del año 2023, es muy especial para mí. Se cumplen cuarenta semanas desde la primera publicación de mi blog “De Oruga a Mariposa”. ¡Wow! Ha sido un viaje sin retorno de crecimiento y transformación.

Parece que fue ayer cuando, después de mucho tiempo de haber recibido el llamado de Dios para compartir de forma escrita mis testimonios y todo lo que Él en su infinita misericordia ha depositado en mí, que me reuní por primera vez con mi querida hermana Aida C. Omeir (editora oficial de este blog).  Fue a inicios del mes de mayo del año 2021. Recuerdo esa inolvidable cena porque ahí ella fue usada por Dios para empujarme a escribir y compartir mis escritos. ¡Dios ha sido bueno!

Cuando era niña, soñaba con ser escritora. Pasaba horas imaginando cómo sería escribir novelas románticas y viajar por todo el mundo. Soñaba despierta con mi propia historia de amor y el día en que pudiera conocer a algún hermoso jeque árabe que llegara en su hermoso corcel a rescatarme. Esto fruto de las más de trescientas novelas que leí sobre este tema, todas ellas durante mi etapa de adolescente. Me fascinaban las temáticas de reyes, princesas, doncellas, pobres y ricos. En fin, anoté un sinnúmero de posibles temas a escribir, con los cuales anhelaba poder llegar a lectores en todo el mundo.

Les confieso que cuando en ese entonces escribía, solía trasladarme a un hermoso bosque verde. En ese lugar me esperaba un reluciente banco de color blanco. Era impresionante la escena y extraordinario el contraste entre el verdor, el banco y la pequeña y delgada niña sentada en él con su libreta y bolígrafo en mano. Ahí sentada escribía, volaba, reía, lloraba, bailaba y cantaba. Escribía palabras, oraciones, frases y hermosos textos, que muchas veces no compartí por inseguridad y temores propios de esta temporada de mi vida.

Al cumplir los trece años viví uno de los momentos más difíciles de mi adolescencia, el divorcio de mis padres. A pesar de anhelar desesperadamente poder irme a mi hermoso bosque verde y sentarme en mi inmaculado banco blanco, pasó mucho tiempo en el cual no lo lograba. Por varios años y por diversas razones, ese sueño y la escritora en mí estuvieron dormidos.

Hasta que un día, al recibir a Cristo en mi corazón tuve un sueño. Soñé que caminaba hacia un lugar desconocido. Durante el trayecto me encontré con malezas y pastos descuidados. Mientras seguía caminando, divisé un verdor esplendoroso. Había encontrado nuevamente mi lugar. La emoción que me embargó era indescriptible. Corrí hacia mi banco. Al llegar divisé a un personaje sentado en él. El personaje irradiaba una hermosa luz y me infundió una paz que antes no había sentido. Era mi caballero, el de la cruz, mi Jesús. Me senté a su lado y él me entregó una libreta nueva acompañada de un hermoso bolígrafo, ambos grabados con mi nombre.

Deslumbrada por tan hermoso regalo y mientras acariciaba ambos detalles, le escuché decir: “Son para ti y para que plasmes todo el depósito que he colocado en ti. Muchos necesitan leerte, a través de tus textos serán ministrados y lo más importante, es que me conocerán a mí. Ya nunca más estarás sola. Siempre te acompañaré y en cada día en que veas el sol o sea un día gris, yo estaré contigo. Todo lo que deposite en ti debes vaciarlo en otros. Pues solo así te llenarás nuevamente cada día. Para nuevamente volver a vaciarte y será así mientras estés aquí.”

Han transcurrido más de veinte primaveras desde que esa pequeña y delgada niña soñaba con escribir novelas románticas. Lo cual no era más que un reflejo distorsionado del sueño de Dios para mí. Sin embargo, luego de ese encuentro con mi Jesús, tengo el privilegio de contar la más hermosa historia de amor. La del amor del Padre. Soy bendecida con poder escribir, hablar y predicar de sus prodigios. Y sí, finalmente esta princesa fue rescatada por un flamante caballero, y de veras que él me ha hecho muy feliz.

Doy gracias al Padre por estas maravillosas cuarenta oportunidades que me ha regalado para hablar de Él y sus maravillas en mi vida. Hoy agradezco cada proceso, situación, tormentas, heridas y golpes, así como engaños y traiciones vividos hasta aquí. Cada situación ha sido necesaria para que naciera este blog. Han sido cuarenta semanas, un tiempo de gestación, lista para un parto.

Gracias a ti por acompañarme en esta hermosa aventura, gracias por cada palabra, mensaje, nota, gesto, opinión, crítica, comentario y recomendación, y por recordarme cada semana que el cielo es el límite.

¡Felices 40 semanas! ¡El bebé ya ha nacido!

 

“Me viste antes de que naciera. Cada día de mi vida estaba registrado en tu libro. Cada momento fue diseñado antes de que un solo día pasara.” (Salmos 139:16 NTV)

 

“Te conocía aun antes de haberte formado en el vientre de tu madre; antes de que nacieras, te aparté y te nombré mi profeta a las naciones.”   (Jeremías 1:5 NTV)

 

¡Feliz y bendecida semana!

 

Nataly Paniagua