¡Feliz y agradecida de que nos encontremos una semana más! Dios es bueno y es un regalo caminar juntos en esta aventura de crecimiento.

Por muchos años he disfrutado usar mochilas. Cuando era niña cargaba mis libros, cuadernos y útiles escolares en este bulto diseñado de manera tal que todo se carga en la espalda. Pero cuando pasé mi vida escolar, también usé otro tipo de mochila como un accesorio para llevar artículos personales, generalmente todas ellas de menor tamaño. Considero que muchos de nosotros en algún momento hemos usado una mochila con miras a llevar en ella instrumentos y herramientas que necesitamos para alguna actividad. Pero hoy quiero comentarles sobre una mochila especial, y es con la que cada uno llegamos a este espacio terrenal, en esta modalidad llamada "cuerpo".

Cuando fuimos diseñados y colocados en el vientre de nuestra madre, el Creador determinó nuestro propósito. Desde el embrión vimos a Dios y desde ese momento especial fue escrito todo de nosotros, tal cual expresa el salmista David:

«Mi embrión vieron tus ojos, y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas, sin faltar una de ellas». (Salmos 139:16 RVR1960)

Somos portadores de dones y talentos, fuimos creados y diseñados por Dios con propósitos hermosos. Y para llegar aquí hemos recibido un depósito que contiene instrumentos diversos, los cuales deben ser usados mientras estemos en el estado terrenal. Es como si viniéramos con una mochila cargada de todo lo que necesitamos, entre dones, talentos, capacidades, virtudes y actitudes, que debemos usar y explotar al máximo, pues son tan valiosos, que al final de este viaje se nos pedirá cuentas de la manera en que usamos lo que recibimos.

En mi caso particular tengo el privilegio de cantar, escribir, comunicar, analizar, enseñar y servir. Esos solo son algunos de los talentos que por Gracia he traído en mi mochila. Con el paso de los años los he usado, explotando al máximo algunos, y otros en los que aún estoy trabajando. Puedo ser buena en muchas cosas, pero no tan buena en otras, y esto está bien, pues, por ejemplo, sé que no traje instrumentos de mecánica en mi mochila. Eso quiere decir que no es pecado la poca o casi nula capacidad que tengo en intentar reparar vehículos o aparatos mecánicos, pues no fui diseñada para realizar con pericia esa actividad. 

Considero que la bendición está en poder identificar lo que hemos traído con nosotros, cuáles son esos instrumentos, equipos, dones, talentos y herramientas, para comprender cómo movernos y funcionar en nuestra vida diaria, en consonancia con la razón por la cual Dios los depositó en cada uno de nosotros. Pues al lograr identificarlos, trabajaremos junto con el Creador para perfeccionarlos y no solo darle a gloria a Él por el uso de lo que nos regaló, sino evitarnos la frustración de estar dando vueltas en circulo sin propósito y en los lugares y escenarios incorrectos.

Cuando tenemos claro lo que somos (identidad), y hemos identificado los dones y talentos (instrumentos) con los que Dios nos ha provisto, trabajaremos enfocados en el objetivo que Dios nos ha trazado. Todo lo que hagamos dirigirá al cumplimiento de nuestro propósito. Invertiremos de manera correcta los recursos:  esfuerzo, tiempo y dinero.

El llamado, recordatorio e invitación de hoy es a que seas consciente de que viniste a esta tierra con un propósito especial y hermoso, único e irrepetible. Puede haber otros con mochila llenas con instrumentos similares a los que contiene la tuya, pero no es tu mochila. Es necesario reconocer quién eres y a lo que has venido, y saber que todo lo que necesitas para lograrlo se encuentra dentro de ti. Fue depositado desde el principio. Solo debes identificarlo, perfeccionarlo, y recordar que no estás solo en el proceso. De seguro lo lograrás.

Vamos por más y prepárate, porque nuestro limite es el cielo.

¡Muy feliz y bendecida semana!

 

Nataly Paniagua