Un hermoso nuevo día nos regala el Señor y tenemos el privilegio de encontrarnos de nuevo. Te comento que estoy disfrutando de manera especial cada uno de nuestros encuentros, y disfruto tus comentarios, los cuales me alientan a seguir y ansío leerlos cada semana. Es maravilloso saber que juntos estamos disfrutando crecer en el Señor, en su misericordia y en su amor. Como parte de la ruta de crecimiento y transformación que estamos transitando, quiero hablarte de un proceso espectacular, cuyo conocimiento me ha bendecido la vida y en el que he estado meditando los últimos días. Es el increíble proceso de formación de las perlas. Esta gema de gran valor y precio es un maravilloso reflejo de la naturaleza y sus misterios.

 Una perla natural es el resultado de la respuesta defensiva que tiene un molusco de dos conchas llamado Ostra ante un cuerpo extraño (gusano, parásito o arena) que penetra en su interior con la intención de atacarla y destruirla. Como una respuesta defensiva y de protección, la ostra empieza a desprender de su interior un elemento extraño que contiene una mezcla de cristales de carbonato de calcio y una proteína muy particular llamada conchiolina. De manera lenta pero letal, esa proteína cubre al “intruso” y va formando el compuesto apreciado llamado nácar, que petrificará a la amenaza presente. Se considera que al transcurrir un tiempo estimado de hasta una década nace una perla, haciendo que el elemento extraño que entró en la casa de la ostra pierda sus propiedades naturales, y al recibir la esencia misma de la ostra se convierte en una preciosa y valiosa esfera. ¡Increíble! Este proceso es maravilloso, el cual me lleva a reflexionar en la capacidad extraordinaria de este pequeño ser viviente. Es realmente digno de admiración. Su resiliencia, resistencia, esfuerzo, trabajo, valentía y sabiduría son impresionantes. Pues sin importar su tamaño, al sentir invadido su espacio no se detiene a permitir ser destruida, sino que es una guerrera poderosa que defiende su territorio. Es como si la escuchara decir: - “te metiste en mi espacio, pues de aquí no sales igual” -, y a partir de ahí arroja con ímpetu y decisión su esencia pura en forma de nácar, lo que resulta en cambios tanto para ella como para el invasor que se atrevió a entrar en su casa.

 Considero que esta escena debemos atesorarla en nuestro interior y tomar de referencia para nuestra vida. En ocasiones somos atacados desde afuera con palabras, tratos, situaciones y expresiones que son como dardos y ponzoñas a nuestro interior. Y debemos tomar una decisión de vida o muerte, tal cual la ostra, pues naturalmente nos defendemos o sencillamente dejamos que lo que entró nos destruya.

 Cuando me enfrento a ese tipo de situaciones, practico defenderme, más nunca sin perder mi esencia. Más bien desprendo “mi nácar” que hace que otros sean impactados por lo que porto. Decido llenarte de amor, aunque me des odio, cubrirte de mi fuerza, no permitir que me influencie tu dolor, sino ser un aliciente para sanarte, que mi perdón pueda curar un corazón herido, que mi verdad derribe todo argumento de mentira, que mi alegría sea un evaporador de lágrimas y que mi sonrisa sea aliento para el que se encuentra con el corazón quebrantado. Entiendo que necesariamente debe darse la invasión para que se produzca la respuesta defensiva donde saldrá a la luz toda la esencia que llevamos dentro. Si estamos siendo instrumento de bendición aún en medio de nuestra defensa significa que hemos crecido, si por el contrario lo que nos ataca recibe el mismo mal trato, aún falta para que seamos aprobados en el proceso.

Hoy te invito a tomar conmigo la decisión de declarar: “Soy fuerte y mi fuerza va a impactar a otros, no permitiré que nadie ni nada me dañe, aunque me quieras afectar de manera negativa, yo te afectaré a ti de manera positiva, si me maldices, yo te bendigo, si me empujas, yo te abrazo. Soy un instrumento de cambio, mi escenario te transforma, mi espíritu contagia al tuyo”. De seguro estas actitudes van a reflejar un corazón sano y libre que reconoce su diseño. Que hoy por hoy podamos convertir los procesos en perlas, creyendo lo que establece la Palabra del Señor en los siguientes versos:

 «No dejen que el mal los venza, más bien venzan el mal haciendo el bien». (Romanos 12:21 NTV)

«Y sabemos que Dios hace que todas las cosas cooperen para el bien de quienes lo aman y son llamados según el propósito que él tiene para ellos». (Romanos 8:28 NTV)

 Toma hoy la decisión de amar, cubrir, perdonar, bendecir, transformar y cambiar a otros, eres ostra, y ellos serán perlas a partir de tu esencia. ¡Inunda a alguien con tu esencia el día de HOY!

 

¡Y… prepárate para volar, porque el cielo es el límite!

 

Nataly Paniagua