♪El amor no es un beso apasionado, no es un día de fiesta en el calendario, no es dar flores un 14 de febrero, el amor no se marchita, es un sentimiento eterno. No son prosas con la tinta de tus venas, no es fogata, cuatro ojos, mil estrellas, frágil rosa de 80 mil toneladas, tus ojos lo marchitaron, pero nunca tu mirada.
Son los brazos que se abren en el calvario, son las espinas que hieren su sien, es esa lanza que hirió su costado, sus bellos ojos manchados con hiel. Es un madero bañado con sangre, son esas llagas que adornan su piel, su bello rostro tan desfigurado, ese vinagre mezclado con amarga hiel. ♪
Con las conmovedoras notas de esta canción de Julissa, inicio este blog de hoy, invitándote a reflexionar sobre la verdadera esencia del amor. Cada verso revela una verdad profunda: el amor verdadero no es lo que vemos ni lo que tocamos, es lo que sentimos en el alma, más allá de lo superficial, de lo pasajero. Y mientras en la República Dominicana, como en otros países, nos preparamos para celebrar el Día del Amor y la Amistad este 14 de febrero, me encuentro meditando sobre lo que realmente significa este sentimiento tan vasto y, a la vez, tan complejo.
En medio de todas las celebraciones, las compras, las fiestas y los regalos que tienden a llenar de color y bullicio esta fecha, no puedo evitar preguntarme: ¿Qué es realmente el amor? Para mi el amor es mucho más que regalar flores, más que un beso apasionado, más que una cena bajo la luna o una foto frente a la Torre Eiffel. Claro, esas son expresiones hermosas de cariño, y las disfruto también, pero no tienen la profundidad que el amor en su forma más pura nos invita a descubrir.
Amar es dar y darse. Y cuando digo dar, me refiero a esa entrega sin medidas, a esa generosidad y disposición de compartir lo que somos, sin esperar nada a cambio, aun cuando lo que recibimos no sea lo que esperábamos. El amor verdadero no tiene condiciones, no espera retribuciones, sino que da sin reservas.
Amar es mucho más que compartir momentos de risas y alegrías. Es también ser ese abrazo silencioso en medio del dolor, la compañía en la que se apoya el alma cuando el peso del mundo es demasiado grande. Es estar allí en los días soleados, pero también en los días grises, ofreciendo sombra y consuelo, como una brisa fresca que alivia el calor. Amar es celebrar la vida, pero también compartir el lamento cuando el corazón se quiebra con la despedida de un ser querido. Amar es servicio, es entrega, es abrazar en los momentos de gloria como en los de sufrimiento. Porque en su esencia más pura, es imposible amar sin servir.
El amor no es sólo apoyo, también es corrección cuando es necesaria. Es el valor de hablar con honestidad y con ternura, de señalar el camino cuando alguien se pierde y ser la luz que guía en medio de la oscuridad. Amar es la paciencia de esperar, confiar sin exigir que todo suceda a nuestro tiempo.
El amor es disfrutarse incluso sin estar físicamente juntos, es saber que, a pesar de la distancia, el corazón sigue latiendo en sintonía. Es la conexión invisible que une, más allá de la presencia física. El amor es sacrificio: esa capacidad de soltar, de ceder, de renunciar a lo propio para que el otro crezca, viva y sea feliz.
Así que, mientras celebramos este Día del Amor y la Amistad, recordemos que el amor no se reduce a una fecha, a un regalo o a un gesto romántico o de amistad. El amor es, más que todo eso, una decisión diaria, un acto constante de dar y darse, de entregarse sin reservas, de servir, de abrazar. Porque el amor es eterno, no tiene fin, pues Dios es Amor, y lo que nos hace verdaderamente humanos es nuestra capacidad de amar sin medida, sin egoísmo y sin fronteras.
Hoy te invito a dar y darte. Sabiendo que en ese acto, todo lo demás cobra su verdadero significado, mientras esperamos nuestro destino final: el cielo, donde estaremos para siempre con nuestro Dios y no amaremos eternamente.
«El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso, ni jactancioso, ni orgulloso. No es grosero, ni egoísta, ni se enoja fácilmente; no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad, sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta». (Corintios 13:4-7 NVI)
¡Feliz y bendecida semana!
Con cariño,
Nataly Paniagua