El bebé, con su mirada llena de sueños, tropezó en su valiente intento de abandonar el gateo y abrazar la libertad del caminar. Una vez más, el suelo le recibió. Cada caída era un recordatorio de que el suelo puede ser duro, pero su anhelo de levantarse era aún más fuerte que cualquier caída. Se erguía de nuevo, aferrándose al mueble que le ofrecía apoyo, y con determinación se suelta una vez más. Así comienza su danza sobre el piso, un paso a la vez, explorando el mundo con cada movimiento, un pequeño guerrero en su travesía hacia lo desconocido, y la aventura de la vida.
En esta aventura de la vida, todos enfrentamos momentos de error y decisiones que, con el tiempo pueden parecer equivocadas. Es fácil caer en la trampa de la autocrítica, cuestionando cada elección y lamentando el pasado. Sin embargo, es fundamental recordar que cada día es una nueva oportunidad para comenzar de nuevo. La clave está en avanzar un paso a la vez. Perdonandonos y siendo misericordiosos con nosotros mismos.
Cometer errores es parte de nuestra humanidad. Nadie está exento de tropezar, de desviarse del camino o de tomar decisiones que nos lleven a lugares inesperados. A menudo, nos encontramos en encrucijadas, sintiendo que hemos perdido el rumbo. Pero incluso en esos momentos de desánimo, siempre existe la posibilidad de recuperar la dirección, de seguir adelante con determinación.
El primer paso hacia la superación personal es aceptar que el pasado no puede cambiarse. En lugar de quedarnos atrapados en lo que pudo haber sido, debemos centrarnos en el presente y en lo que podemos hacer ahora. Cada paso que damos, por pequeño que sea, es una victoria. La suma de esos pasos nos llevará hacia un futuro mejor.
Es aquí donde la fe juega un papel crucial. Creer que Dios está con nosotros en cada paso del camino nos da la fuerza y la confianza necesarias para seguir adelante. Aunque el camino sea incierto, saber que no estamos solos nos impulsa a levantarnos después de cada caída.
Recuerda que la superación personal no es una carrera. Es un viaje que se construye paso a paso. Cuando nos enfocamos en avanzar de a poco, cada logro, por pequeño que parezca, se convierte en un peldaño hacia nuestras metas. No subestimemos el poder de esos pequeños pasos; ellos son los que nos acercan a nuestra mejor versión.
Así que la próxima vez que te sientas perdido o abrumado por tus decisiones pasadas, por los errores y caídas, respira hondo y recuerda: un paso a la vez. Permítete avanzar, confía en el proceso y abraza cada oportunidad de crecimiento. La vida es un constante aprender, y lo más importante es seguir caminando con fe y esperanza, mientras esperamos nuestro destino final: el cielo.
"Por Jehová son ordenados los pasos del hombre, y él aprueba su camino. Cuando cayere, no quedará postrado, porque Jehová sostiene su mano." (Salmo 37:23-24)
¡Feliz y bendecida semana!
Con cariño,
Nataly Paniagua