Miró a su alrededor y, con dolorosa claridad, percibió su profunda soledad. Las preguntas, afiladas y persistentes, invadieron su mente: ¿Por qué mi esposo me dejó? ¿Por qué mis hermanos e incluso mis hijos se han distanciado de mí? ¿Por qué mis socios y colaboradores han decidido apartarse de mí? La respuesta, amarga y desgarradora, llegó de repente, golpeándole tanto el rostro como el alma. Durante años, había maltratado, gritado, oprimido, humillado y ofendido a quienes le rodeaban. Cada vez que aquellos que le amaban y valoraban le instaban a cambiar, su respuesta inmutable era: “Yo soy así”. Finalmente, decidió mantenerse inalterable, aferrada a su “ser así”, pero esa elección le condujo inexorablemente a la soledad.

¿Cuántas veces hemos escuchado o incluso pronunciado, la frase "Yo soy así"? Esta afirmación, en ocasiones, se presenta acompañada de un portazo, un golpe en la mesa o un fuerte grito. También puede surgir en cualquier conversación intensa, ya sea entre padres e hijos, parejas, amigos cercanos, o compañeros y colegas de trabajo. En ocasiones, nos fatigamos al escucharla y, a menudo, algunos nos vemos desconcertados, sin saber cómo responder a tal arrebato cuando se nos presenta.

A primera vista, la expresión “Yo soy así” puede parecer una manifestación de autenticidad y autoconfianza. Sin embargo, en muchos casos, actúa como un escudo para evitar la responsabilidad sobre nuestras acciones. Se convierte en una forma de protegerse de la crítica y la autocrítica, en lugar de enfrentar la realidad de nuestras debilidades y áreas de mejora.

Cuando alguien afirma "Yo soy así", esta declaración generalmente indica una falta de disposición para cambiar. Implica que nuestras conductas, incluso las más perjudiciales, se consideran inalterables y que los demás deben aceptarlas sin cuestionar. Bajo la apariencia de autenticidad se oculta una falta de empatía y el vicio de exigir mucho a los demás mientras se concede poco a uno mismo. Además, refleja una indiferencia hacia las consecuencias de dicho comportamiento para quienes le rodean. Esta afirmación actúa como una excusa conveniente utilizada por muchos para evitar confrontar sus propias debilidades o errores, justificando y validando comportamientos poco constructivos o dañinos, que pueden convertirse en obstáculos significativos para el crecimiento personal y el bienestar de los demás.

En nuestras interacciones con los demás, es crucial recordar que nuestros derechos terminan donde comienzan los derechos de los demás. Esta regla de oro nos recuerda que, aunque es válido tener nuestras propias necesidades y limitaciones, debemos ser conscientes del impacto que nuestras acciones tienen en los demás. 

Renunciar al "Yo Soy Así" es un acto de valentía y es fundamental para el crecimiento integral en nuestra vida cotidiana. Aceptar nuestras debilidades no es un signo de debilidad, sino de fortaleza. Reconocer que tenemos áreas que necesitan trabajo nos permite iniciar un proceso de cambio genuino. Al hacerlo, no solo mejoramos nuestras propias vidas, sino que también evitamos causar daño a los demás con nuestros comportamientos. Cuando asumimos nuestras debilidades, estamos avanzando hacia el autoconocimiento y la madurez, enfrentando nuestras fallas con honestidad y abriendo la puerta a la automejora. Este proceso nos ayuda a desarrollar una comprensión más profunda de nosotros mismos y a construir relaciones más saludables

Anhelar convertirnos en la mejor versión de nosotros mismos es crucial en esta aventura de la vida. Hay que reconocer que no estamos solos y que la soledad es una experiencia triste. Esto nos impulsa a tomar decisiones significativas sobre cómo podemos alcanzar nuestra plenitud y mejorar nuestra convivencia con los demás. Sin importar nuestra edad o el tiempo que llevemos caminando sobre la tierra, siempre es posible mejorar, sustituir malos hábitos y convertirnos en mejores personas. Este proceso de cambio requiere autoconciencia, humildad y, sobre todo, el deseo genuino de contribuir positivamente a nuestras relaciones y a nuestra comunidad.

Hoy te invito a reflexionar sobre el uso frecuente de esta frase y a prestar atención a quienes te rodean, a quienes te instan a cambiar no solo las palabras, sino también las formas y maneras de relacionarte. El "Yo Soy Así" no debe ser una excusa para el estancamiento, sino un llamado a la acción para crecer y mejorar continuamente. ¡Atrévete a dar ese primer paso hacia el cambio y observa cómo florecen tu vida y tus relaciones! Pues definitivamente debemos renunciar al "Yo soy asi" para ser "mas como Cristo", mientras tanto, aguardamos nuestro destino final: el Cielo.

 

«De modo que, si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas» (2 Corintios 5:17 RVR1960)

 

«En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad» (Efesios 4:22-24 RVR1960)Principio del formularioFinal del formulario

 

¡Feliz y bendecida semana!

 

Con cariño,

 

Nataly Paniagua